Recordemos con regocijo las palabras de Felip Puig tras unas palicitas policiales que hubo en cierta acampada: «El estado es el único que tiene la legitimidad en el uso de la violencia». Y si, como aseveró aquella papada, el estado es el dueño y señor del poder y de la violencia, a quienes ni somos ni queremos ser estado, siempre nos quedará el poder y la violencia del powerviolence. Y así, KLS vienen para darnos poder y violencia mediante una liberadora descarga de intensidad, combinada con una retahila de sopapos de caos y gritos para aturdirnos, rompernos y apalizarnos. Pero en bien.
Texto: Ojalá estē mi bici (Barcelona)